Música :D!

Bigger boys and stolen sweethearts

domingo, marzo 28

As Slow As Death

Lentamente voy despojándome de la maleza que cubría mi pelo, de la inmoralidad y la inocencia que cubría cada centímetro cuadrado de mi cuerpo. Lentamente el tiempo me hace saber que soy frágil y susceptible a todo lo que trate de tí.
Camino sin saber hacia dónde ni cómo. Las piernas tiemblan tanto como lo hace nuestra querida 'Pachamama', y una sonrisa inunda de calor mi rostro frío y blanquecino. Si supiera que mañana despertaré en esa tierra de nadie donde tus dedos tocaron la melodía del piano de mi alma, tendría una razón para seguir airosa e imperturbable, pero sabía que la incertidumbre era la constante. ¡Volver atrás sería sólo un deseo ordinario!, volver a sentir sería la realidad misma.
Sentía cómo la lentitud me tomaba completa, todo se hacía más diáfano y podía verte como antes.
Las piernas seguían temblando, deseosas pero a la vez temerosas de saber hacia dónde llevarían a su dueña, no podía contener la respiración a pesar de que el aire me hastiaba. No había tiempo para contenerse, ya no porque supuestamente para eso estuvieron las sensaciones anteriores a esto, para reprimirme de alguna forma. Ahora podía desear lo que quisiera y a quién quisiera ... El problema era que no tenía objeto de deseo.

Cerré mis ojos intentando encontrar algo que me diera placer pero no fue más que frío lo que encontré. Mi vientre me pedía calor, y por primera vez sentí risas de niños dentro de él. La ternura fue apoderándose de mí lentamente, de nuevo.

Prontamente el miedo ocupó mi mente. Quería dejar de caminar y salir de ahí cuanto antes porque mi vientre ya se marchitaba. Podía ver cómo se encogía y se arrugaba como una pasa; entonces empecé a correr ... Corría por ese vientre que moría en cada segundo. El dolor era desafiante y soberbio, las dagas se enterraban con violencia pero con precisión también. Las risas de los niños pasaban a llantos y gritos. Quería llorar, quería gritar, quería protegerlos como fuera.

De tanto correr caí y me golpeé la cabeza tan fuerte que quedé inconsciente. Ya no vi más luz que la luz de la oscuridad.
Y los niños seguían cantando ese llanto suplicante y armonioso. Lo último que supe fue que te amé tanto que no quería dejar mi vientre morir.