De mí nada se dice, nada se espera, nada se canta, nada se sospecha, nada se cuenta, nada se susurra…Soy un pasante sin huellas, y si las dejara, se irían con cada viento furioso y melancólico y con cada lluvia rabiosa.Serían muchas las noches que me gastaría en contarte mis caídas y serían pocos los días que ocuparía en decirte las veces que estuve contento, no feliz… la felicidad es una ropa vieja de talla extra grande que le queda enorme a cualquiera.De mí nadie dice, nadie espera, nadie canta, nadie sospecha, nadie cuenta, nadie susurra.Y a veces gasto las suelas de mis zapatos tratando de encontrar a esas personas que te necesitan o que podrían quererte y tú también a ellas: muchas me hacen zancadillas pero varias me han tendido la mano cuando ya no podía seguir andando, lo trascendente son esas personas aunque las heridas de las zancadillas ardan muchas veces, pero es cuestión de superación y de saber levantarse y de saber aprender de los errores.De mí no muchos hablan, puede ser porque soy reservado en mis pasos; un pasante silencioso pero que acompaña al que quiera ser acompañado.Hay una parte de mí que nunca conocerásLa única cosa que nunca te mostraré…No soy indispensable, el tiempo me lo dice: me lo dice a paso lento y con metáforas crueles.Los años olvidan, te olvidan, olvidas… hoy me conociste, mañana seré un recuerdo…Y “game over”.
Bigger boys and stolen sweethearts
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